La Esencia de la Santidad No es Sólo su Negación: El Nacimiento de la Razón en el Eutifrón de Platón
- 18 mar
- 2 Min. de lectura

Por: Dr. Jorge Alberto Hidalgo Toledo, Human & Nonhuman Communication Lab, Facultad de Comunicación, Universidad Anáhuac México
El Eutifrón de Platón no es solo un diálogo sobre la piedad o la santidad, sino una exploración de la estructura misma del pensamiento filosófico. Sócrates, al cuestionar a Eutifrón sobre la esencia de lo santo, no busca únicamente una definición, sino que pone en evidencia el proceso dialéctico como herramienta para revelar la insuficiencia del conocimiento acrítico.
Más Allá del Significado: La Filosofía Como Método
Jean Wahl nos advierte que Sócrates nunca logra descubrir la esencia de la santidad, como tampoco lo hace con el valor en el Laques, la amistad en el Lisis o la verdad en el Teeteto. ¿Es esto una falla de su método? O, por el contrario, ¿es precisamente la demostración de que el pensamiento filosófico no se reduce a definir, sino a cuestionar los límites de nuestra comprensión?
Lo que Sócrates nos deja no es un concepto cerrado de la santidad, sino la idea de que la verdad no está en las respuestas inmediatas, sino en el rigor del proceso que las examina. La dialéctica no es solo una forma de organizar el discurso, sino un mecanismo de desmontaje del dogma, una negación activa de la ignorancia disfrazada de certeza.
La Querella Contra la Razón
Pero el problema no es solo epistemológico. En la Atenas de Sócrates, el pensamiento crítico se enfrenta a una crisis política y religiosa. La acusación contra Sócrates no es solo un juicio contra un hombre, sino contra una manera de pensar que desafía la autoridad de la tradición. La filosofía no solo pregunta qué es lo santo, sino qué autoridad tiene para ser considerado tal.
Aquí radica el verdadero conflicto: la razón no solo analiza lo sagrado, sino que lo pone en cuestión, lo somete a una evaluación que desestabiliza los fundamentos del poder. La dialéctica socrática no es una simple búsqueda de definiciones, sino un acto revolucionario que expone la precariedad del conocimiento cuando no es examinado.
La Ciencia de lo Negativo
El gran hallazgo del Eutifrón no es solo el fracaso de Eutifrón para definir lo santo, sino la comprensión de que el pensamiento humano avanza más por lo que descarta que por lo que afirma. Sócrates nos muestra que la verdad no es un punto de llegada, sino un proceso de eliminación de errores, una destilación de lo falso hasta que solo quede lo que puede sostenerse en pie.
Este es el nacimiento de la ciencia y de la filosofía: no una acumulación de certezas, sino la construcción de un método para aproximarnos a lo real. Lo santo no se define solo por lo que es, sino por lo que no es. Y en esa negación sistemática, en esa búsqueda de lo inquebrantable, nace la razón como la única herramienta para enfrentarse a la infinitud de la ignorancia.
La verdadera tragedia no es que Sócrates no encuentre una definición definitiva de la santidad. La tragedia es que la razón siempre ha sido vista como una amenaza para quienes prefieren el misterio a la verdad. Y en ese sentido, la lucha que se libró en Atenas sigue más vigente que nunca.
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