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El Dr. Polo, de médico a junkfluencer: cómo se deshidrata la credibilidad cuando la ciencia se vende al mejor postor

  • hace 6 días
  • 5 Min. de lectura
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Por Dr. Ricardo Ignacio Prado Hurtado, Coordinador de la Maestría en Comunicación Integral y Transformación Social y profesor investigador del CICA.


En los últimos días ha emergido un episodio paradigmático del modo en que opera la comunicación contemporánea: decenas de “influencers de salud”, muchos de ellos médicos, emprendieron simultáneamente una campaña agresiva de desprestigio contra Electrolit, acusándola de engañosa, con excesivo contenido de azúcar y sin cumplir con sellos de advertencia. Uno de los más señalados es el influencer médico Dr. Polo Guerrero, quien posee más de 15 millones de seguidores, y que fue acusado de participar en esa campaña, lo que lo expuso a acusaciones de incoherencia profesional y pérdida de credibilidad. 

 

Lo que asombra en este caso no es simplemente que existan críticas legítimas al producto, una bebida electrolítica debe usarse con cuidado clínico, sino la sincronía, la uniformidad argumentativa y la filtración de guiones que sugieren que muchas de estas voces no actuaron por convicción, sino por encargo. Según Mr. Doctor, un influyente divulgador, se le ofrecieron 48,000 pesos para adherirse a la campaña contra Electrolit con guion incluido, una oferta que él rechazó por ética.  En paralelo, se han recuperado videos antiguos donde el mismo Dr. Polo defendía el uso de Electrolit como suero rehidratante, lo cual choca con sus posturas recientes. 

 

Pero este episodio es mucho más que un escándalo de influencer pagado. Es la operación visible de una “mano invisible” mediática, una dinamización política: Electrolit, fabricado por Laboratorios Pisa, ha estado en el centro de una contienda fiscal entre el Estado y la farmacéutica. Legisladores del oficialismo proponen reclasificar los electrolitos orales de “medicamentos” a “bebidas azucaradas”, de modo que paguen IVA e IEPS. Esto podría suponer miles de millones de pesos para el erario nacional.  En esa contienda, el arma discursiva ha sido la narrativa de que Electrolit es un “refresco disfrazado”, una bebida que evade regulaciones sanitarias y fiscales. 

 

Desde la perspectiva sociológica y filosófica, este fenómeno puede pensarse bajo las lentes de Jean Baudrillard y su teoría de la simulación. En su mirada, lo real se vuelve indistinguible de lo simbólico, y el simulacro puede tomar el lugar de la realidad. En el caso de los junk-fluencers pagados, la campaña contra Electrolit no busca exponer hechos científicos verdaderos sino producir una simulación de verdad: mensajes similares, voces médicas, autoridad aparente, y al mismo tiempo una agenda oculta. Las críticas reproducidas buscan que el simulacro adquiera peso público sin cuestionamiento racional. En ese sentido, la verdad técnica (¿cuánto azúcar tiene? ¿es un medicamento?) es desplazada por la verdad mediática, aquella que gana tracción online.

 

Michel de Certeau, por su parte, distingue entre “estrategia” y “táctica”: la estrategia pertenece al poder estructurado (institucional, estatal, empresarial), mientras que la táctica es el arte del débil para maniobrar dentro del espacio impuesto por la estrategia. En este episodio, el poder (legislativo, gubernamental) despliega una estrategia que incorpora a influencers como canales de micromedios para reproducir su mensaje: “Electrolit engaña, debe gravarse”. Los influencers actúan como tácticos, pero tácticos cooptados, cediendo parcial o totalmente su autonomía a la estrategia mayor. La táctica supuestamente escogida por cada influencer es, en muchos casos, una mimetización de un guion impuesto: lo que lucía como libertad discursiva es una maniobra dentro de un proyecto mayor.

 

Vale preguntarse también qué implicaciones tiene para figuras establecidas, como una periodista de renombre (por ejemplo, se ha señalado la participación simbólica o indirecta de figuras como Adela Micha) involucrarse en una campaña de este tipo: arriesgan su reputación y capital simbólico por alinearse con una narrativa impuesta. ¿Lo hacen por convicción, por presión, por remuneración? Esa duda corroe su autoridad. Que alguien con millones de seguidores reproduzca mensajes alineados con un guion promovido desde la institucionalidad convierte al público en receptor acrítico y al medio influyente en instrumento de propaganda.

 

Esto revela otra dimensión inquietante: la ciencia tiene un precio. En un entorno mediático saturado, la credibilidad científica depende no solo de datos, sino de influencias, patrocinadores y visibilidad. Si quien acusa concurrentemente es un médico influencer con gran alcance, la audiencia tiende a dar crédito, aun si sus argumentos son débiles o guiados por intereses. Esa médicalización mediática se presta al espectáculo de la ciencia como mercancía.

 

En el caso de Dr. Polo, el golpe fue simbólico: al ser acusado de formar parte del guion, su capital simbólico se resquebrajó. El público repasa sus mensajes, nota conflictos entre lo que defendió antes y lo que ataca ahora. Los seguidores exigen coherencia, y la pérdida de confianza puede erosionar años de construcción de marca personal. Así, un influencer médico, cuya autoridad proviene de una mezcla de conocimiento y visibilidad, puede quedar expuesto a una crisis existencial: ¿sirvo como canal de verdad o soy un engranaje más de una estrategia oculta?

 

Este episodio invita a una reflexión más amplia: en el ecosistema contemporáneo de la comunicación, el dominio no se ejerce solo desde instituciones oficiales, sino desde cadenas de mediación que reclutan voces “creíbles” para reproducir narrativas. Los influencers médicos, cuando carecen de transparencia, pueden convertirse en instrumentos de simulación de consenso. Lo que parece pluralidad es uniformidad. Lo que parece autonomía es vigilancia. Lo que parece crítica es promoción delegada.

 

En conclusión, la campaña contra Electrolit exhibe cómo se entretejen intereses económicos, estrategias fiscales, manipulación mediática y figuras influyentes en una trama compleja. Lo que está en juego no es sólo una bebida o su clasificación tributaria, sino la autoridad del conocimiento, la credibilidad de quienes lo comunican y la manera en que las audiencias distinguen lo auténtico de lo actuado. En ese escenario, quienes han invertido años construyendo reputación, figuras como Adela Micha o médicos influencers con cierto prestigio simbólico, se encuentran en la encrucijada de decidir: legitimar una simulación o arriesgarlo todo para denunciarla.

 

Referencias

 

Infobae. (16 de octubre de 2025). Doctor Polo Guerrero rompe el silencio tras acusaciones por polémica contra marca de sueros orales. Recuperado de https://www.infobae.com/mexico/2025/10/16/doctor-polo-guerrero-rompe-el-silencio-tras-acusaciones-por-polemica-contra-marca-de-sueros-orales/ 

 

El País. (6 de octubre de 2025). La guerra del Electrolit, la última batalla en la relación tóxica del Gobierno con la farmacéutica Pisa. Recuperado de https://elpais.com/mexico/2025-10-06/la-guerra-del-electrolit-la-ultima-batalla-en-la-relacion-toxica-del-gobierno-con-la-farmaceutica-pisa.html 

 

Xataka México. (30 de septiembre de 2025). Electrolit y Suerox dejarían de ser “medicina” en México. Recuperado de https://www.xataka.com.mx/otros-1/electrolit-dejaria-ser-medicina-mexico-diputados-quieren-aplicarles-impuestos-advertencias-como-fueran-refrescos 

 

Xataka México. (16 de octubre de 2025). Hacienda da luz verde a impuestos a electrolitos y videojuegos violentos en México: solo falta la aprobación de Diputados. Recuperado de https://www.xataka.com.mx/legislacion-y-derechos/mexico-aprueba-impuestos-a-electrolitos-videojuegos-refrescos-2026-sera-ano-caro 

 

Reporte Indigo. (16 de octubre de 2025). Polemica de Electrolit: finalmente así respondió Mr. Doctor. Recuperado de https://www.reporteindigo.com/viral/Polemica-de-Electrolit-Dr.-Polo-Guerrero-finalmente-responde-a-su-funa-20251016-0024.html 

 

El CEO. (16 de octubre de 2025). Impuestos a Electrolit y Suerox: la “guerra fiscal” por un mercado que crece más que los refrescos. Recuperado de https://elceo.com/investigaciones-especiales/impuestos-a-electrolitos-y-suerox-la-guerra-fiscal-por-un-mercado-que-crece-mas-que-los-refrescos/ 

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