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ChatGPT cambiará la educación, no la destruirá: La oportunidad detrás del miedo

  • 25 abr
  • 3 Min. de lectura

Actualizado: 25 jun


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Por: Dr. Jorge Alberto Hidalgo Toledo, Human & Nonhuman Communication Lab, Facultad de Comunicación, Universidad Anáhuac México


De la alarma al entendimiento: el camino hacia una educación transformada por la IA

El miedo inicial ante la llegada de herramientas como ChatGPT al ámbito educativo no es nuevo. En 2022, apenas OpenAI lanzó su versión más accesible, la respuesta de escuelas y universidades fue inmediata: bloqueos, alertas, amenazas de expulsión. Para muchos, era claro: ChatGPT significaba el fin de los exámenes y tareas. La posibilidad de generar textos completos con solo escribir un par de indicaciones era vista como un acto de trampa masiva.


Pero, como bien señala Will Douglas Heaven, la narrativa ha comenzado a cambiar. La IA, lejos de ser el villano absoluto, podría ser la clave para renovar el aprendizaje. No solo en términos de eficiencia, sino como una herramienta que pueda fomentar un tipo de aprendizaje más crítico, reflexivo y personalizado.


¿Es la IA un enemigo o un aliado del pensamiento crítico?

La gran pregunta detrás de la furia inicial no solo era si los estudiantes utilizarían ChatGPT para copiar tareas, sino si esta herramienta podría ir más allá. ¿Qué pasa si, en lugar de generar respuestas automáticas, los educadores utilizan la IA para potenciar el pensamiento crítico, personalizar el aprendizaje y fomentar habilidades más allá de la simple memorización?


Lo que algunos educadores están descubriendo es que, en lugar de que la IA nos haga más perezosos, puede liberarnos de las limitaciones de un sistema educativo rígido y ayudar a los estudiantes a centrarse en los procesos de creación, crítica y reflexión. Como dice Richard Culatta, la IA debe ser vista como una oportunidad para revisar las viejas estructuras educativas y no como una amenaza para el aprendizaje.


Un nuevo tipo de ayuda en el aula: de la evaluación a la co-creación

El potencial de ChatGPT y herramientas similares no reside solo en su capacidad para realizar tareas, sino en su habilidad para convertirse en un verdadero compañero de aprendizaje. Los maestros ya no se ven obligados solo a ser evaluadores, sino a facilitadores que guían a los estudiantes para usar la tecnología en su beneficio. En lugar de que un estudiante use ChatGPT para obtener la respuesta correcta, el modelo puede ser usado para crear debates, proporcionar retroalimentación crítica o incluso generar textos que el estudiante debe revisar y mejorar.


Esta capacidad de personalización y acompañamiento puede transformar el aula tradicional, permitiendo a los estudiantes acceder a tutorías personalizadas al instante y ayudando a los profesores a centrarse en los aspectos más complejos del proceso educativo.


Revolución en la evaluación: más allá de la respuesta correcta

Si bien muchos argumentan que la IA facilita el plagio, también puede hacer obsoletos los métodos tradicionales de evaluación. La educación no debe centrarse en cuánto sabe un estudiante, sino en cómo utiliza lo que sabe. Utilizando ChatGPT, los educadores pueden revisar el proceso del estudiante, no solo el resultado final. Como señala Emily Donahoe, en lugar de enfocarse únicamente en lo que el estudiante entrega, ahora los educadores pueden evaluar cómo el estudiante interactúa con la tecnología y qué tan bien utiliza la IA para desarrollar su propio pensamiento.


Este enfoque podría marcar un cambio fundamental en la forma en que medimos el aprendizaje: no solo el resultado, sino el proceso y la capacidad de aplicar, reflexionar y crear.


La amenaza de la IA: ¿realmente estamos preparados?

Si bien el uso de la IA puede ofrecer muchos beneficios, también presenta desafíos significativos, especialmente cuando se trata de la equidad en el acceso y las posibles desigualdades en la forma en que los estudiantes interactúan con estas herramientas. Los educadores deben estar conscientes de que no todos los estudiantes tienen el mismo acceso a la tecnología o las mismas habilidades para usarla de manera efectiva.


Además, aún existen temores legítimos sobre cómo la IA podría cambiar la dinámica en la educación: ¿es realmente educativa una herramienta que entrega respuestas automáticas sin esfuerzo de los estudiantes? Sin embargo, como afirman los expertos, el problema no es la IA, sino cómo decidimos usarla.


Un futuro en el que la IA y la educación coexisten

ChatGPT no es el fin de la educación, sino una oportunidad para reinventarla. En lugar de verlo como una amenaza que debe ser bloqueada, debemos aprender a integrar la inteligencia artificial como una herramienta para potenciar el aprendizaje profundo y reflexivo. La clave está en cómo la aplicamos: como un complemento del proceso educativo y no como un sustituto de la interacción humana en el aula.


La IA debe ser parte de una estrategia más amplia que reconozca su poder transformador, pero que también se asegure de que no perdamos de vista lo más importante: el pensamiento crítico, la creatividad y la conexión humana.

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