La inquietud política y la batalla por la Gen Z
- hace 4 días
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Por Eduardo Portas Ruiz // Profesor investigador del Centro de Investigación para la Comunicación Aplicada (CICA) de la Universidad Anáhuac México
En X: @EduPortas
La reciente protesta en México encabezada por la organización Generación Z atrajo la atención del mundo por todas las razones incorrectas.
La violencia de ambas partes — gobierno y manifiestas — apareció en distintos canales de television, medios tradicionales, y, sobre todo, se hizo viral a partir de la difusión que le dieron diversos influencers estadounidenses.

Desde el primer minuto, el gobierno mexicano trató de descalificar la protesta y a los convocantes. Desde su perspectiva, estos no tienen legitimidad porque a pesar de que dicen representar a la Generación Z, el grupo inconforme no incluyó preponderantemente a jóvenes de este grupo, sino a diversas organizaciones opositoras.
A grandes rasgos, la Generación Z incluye a los jóvenes nacidos entre 1997 y 2012, lo que representa un universo de unos 18 millones de votantes, si tomamos en cuenta que, de acuerdo con el INE, unos 15 millones de jóvenes de 18 a 24 años están en lista nominal y otros 3 millones (más o menos) se hallan en la franja de 25 a 29 años.

En lista nominal hay unos 99 millones de mexicanos. Si seguimos esa lógica, la Generación Z representa el 18% del universo votante en México en estos momentos, lo suficiente como para inclinar la balanza de cualquier aspirante presidencial.
Dicho eso, la participación de los jóvenes en procesos electorales en México ha sido baja. Solo como referencia, tomemos en cuenta la elección federal de 2024.
Siempre de acuerdo con el INE, los porcentajes de abstención fueron:
- 18 años: 38.4%
- 19 años: 46.5%
- 20 a 24 años: 51.5%
- 25 a 29 años: 52.9%
Salvo por las personas que tenían 85 o más años al momento de la votación del año anterior, estos porcentajes de abstención fueron los más altos de todo el posible universo de votantes en México para ese proceso electoral.
El tema no es nuevo. El voto juvenil ha sido peleado en cada elección y los resultados han sido magros.
Pero más allá de su baja participación, las partes involucradas en el marcha del sábado 15 de noviembre, así como el mismo gobierno, conocen el potencial de voto capitalizable de la Gen Z para el 2027.
De ahí que la 4T haya sido excesivamente cautelosa para, a toda costa, separar a la Generación Z de sus descalificaciones a la marcha. Saben de sobra que de aumentar los votos en contra de este grupo particular, cualquier elección tendría resultados poco previsibles por las altas tasas de abstencionismo que históricamente han tenido los jóvenes en México.
Ante esa incógnita, “mejor llevarla tranqui”.
Los organizadores, por contra, harán de aquí en adelante todo lo posible para tratar de activar a esos 18 millones de jóvenes. De nuevo, bajo esta dinámica del imprevisto, estiman que los pronósticos previos no sean fieles a una elección con alta participación juvenil.
De ahí que todas las partes hayan elegido como campo de batalla el mundo de lo digital. Reconocen que las personas de esta edad pasan cuando menos ocho horas al día en internet y que la mitad de esas las dedican a redes sociales.
La disputa es un ejemplo más de la psicopolítica de la que ya hablaba Byung-Chul Han (2014): en el panóptico digital las emociones suscitadas por eventos políticos influyen en las acciones. Se acelera la comunicación que agrada al sujeto mediante la dictadura del like. Con videocámaras filmando todo, siempre, es crucial agradar en lugar de someter.
Un guante de terciopelo esconde otras intenciones digitales: frente al aumento de palabras crece la confusión, el futuro se torna inminente y debe ser construido y controlado a toda hora desde todos los frentes, la comunicación social es tanto prospectiva como medible gracias a una robusta cartera de herramientas para auditarla.
La Gen Z, entonces, se vuelve el último reducto de aquellos que se oponen al gobierno para tratar de ganar votos, en vista del fracaso para tratar de conseguirlos con otros grupos etarios. Para la 4T, un frente más con el que debe lidiar de manera comunicativa antes de que lo colonicen sus detractores.
El libro Psicopolítica (2014) de Byung-Chul Han se puede comprar aquí:
Cifras actualizadas sobre el padrón electoral del INE



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