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El futuro como interfaz: entre mediaciones, metáforas y tecnologías del presente

  • 21 ago
  • 6 Min. de lectura
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I. Navegar el presente desde el porvenir

¿Qué es el futuro? ¿Una promesa, una amenaza, un espejismo? ¿Una línea recta proyectada desde el presente o un campo simbólico que habitamos ya desde nuestras interfaces digitales? En el capítulo “Entre interfaces y nuevas mediaciones: el futuro como metáfora expandida del presente”, el Dr. Jorge Alberto Hidalgo Toledo no busca predecir lo que vendrá. Su objetivo es más profundo y filosófico: analizar cómo el imaginario del futuro configura nuestras formas actuales de mediación, experiencia, subjetividad y representación.


Publicado en el libro Interfaces, medios y mediaciones: narrativas, sujetos y dispositivos en transición (Gedisa, 2020), este texto no es una cartografía del porvenir, sino una arqueología de las metáforas con las que representamos el presente. Su hilo conductor es claro: el futuro ya no se espera, se simula; ya no se imagina, se consume; ya no se teme, se programa. Y en esa transformación, las interfaces —pantallas, algoritmos, dispositivos— operan como zonas de traducción, de tensión y de configuración simbólica.


II. Metáforas del porvenir: entre ciencia ficción y determinismo tecnológico

Uno de los ejes más sugerentes del capítulo es su aproximación crítica al discurso del futuro como metáfora social. Desde la posguerra hasta la era del big data, las representaciones del mañana han oscilado entre la utopía tecnocientífica y la distopía poshumana. Hidalgo explora cómo estas narrativas, que se popularizan a través del cine, la publicidad, la literatura o las redes, no solo representan el futuro: lo moldean simbólicamente y, con ello, afectan nuestras decisiones presentes.


Tomando distancia tanto del optimismo siliconvalleyano como del catastrofismo apocalíptico, el autor sugiere que la metáfora del futuro debe ser leída como un artefacto político y cultural. Así, cada promesa de innovación —inteligencia artificial, ciudades inteligentes, metaverso— es también un dispositivo ideológico que organiza la percepción, naturaliza ciertos órdenes y excluye otros.


El futuro, en este sentido, deja de ser un tiempo lineal para convertirse en un lenguaje, una estética, una interfaz que reconfigura lo que entendemos por realidad.


III. Interfaces: la nueva piel del sujeto digital

En una de las secciones más conceptualmente densas del texto, Hidalgo redefine el concepto de interfaz. Ya no como mera herramienta tecnológica, sino como el espacio simbólico donde el sujeto y la tecnología se encuentran, se modifican, se mediatizan mutuamente. La interfaz no es un medio neutro: es una zona de poder, un escenario de subjetivación, un filtro semiótico.


Desde los smartphones hasta los asistentes de voz, pasando por plataformas algorítmicas, la interfaz se convierte en el “rostro del futuro” en nuestro presente cotidiano. A través de ella, se negocian identidades, se representan deseos, se normativizan cuerpos y se activan nuevas formas de vigilancia.


Hidalgo propone entender la interfaz como un entorno de experiencia expandida, donde convergen lo estético, lo afectivo y lo ideológico. De este modo, el sujeto digital no es solo usuario, sino también productor, consumidor y producto. Vivimos en la interfaz. Y ella, a su vez, nos vive.


IV. Nuevas mediaciones: del broadcasting al tecnoanhelo participativo

Otro concepto clave abordado en el capítulo es el de “nuevas mediaciones”. A diferencia del modelo clásico de los medios masivos —centralizado, vertical, unidireccional—, las mediaciones contemporáneas son dinámicas, rizomáticas y participativas. Sin embargo, Hidalgo advierte que esta participación no implica automáticamente empoderamiento.

Las plataformas digitales ofrecen la ilusión de la intervención ciudadana, pero muchas veces se trata de una participación encapsulada, diseñada, medida, mercantilizada. El sujeto “hipermediado” participa, sí, pero bajo las reglas de una interfaz que guía su deseo, anticipa su acción y capitaliza su atención.


Aquí el futuro se presenta como mercancía: apps que prometen predecir el comportamiento, algoritmos que simulan la intimidad, plataformas que nos dicen qué sentir, qué comprar, qué temer. El futuro, como lo expone el autor, se convierte en un horizonte disponible bajo suscripción, un simulacro de agencia.


V. Hacia una ecología crítica de la interfaz

En una apuesta epistemológica audaz, el Dr. Hidalgo propone una lectura ecológica del entorno mediático. Inspirado en autores como Neil Postman, Marshall McLuhan y Lev Manovich, el capítulo sugiere que vivimos en una “ecología de interfaces” que afectan nuestras capacidades perceptivas, nuestras narrativas y nuestras formas de estar-en-el-mundo.


Esta ecología no es inocente. Determina qué vemos, cómo lo vemos y qué no alcanzamos a percibir. Por ello, propone una pedagogía de la interfaz: una formación crítica que nos permita leer estos entornos como textos culturales, desmontar sus ideologías y resignificar sus usos. En lugar de adaptarnos pasivamente a cada nueva app o tendencia, debemos desarrollar una conciencia comunicativa expandida que nos permita intervenir en las mediaciones que configuran nuestro presente-futuro.


VI. Entre la técnica y el deseo: subjetividades artificiales

Un capítulo sobre futuro y mediaciones no podría omitir el impacto de la inteligencia artificial en la construcción de subjetividad. Hidalgo explora cómo los nuevos asistentes digitales —Siri, Alexa, ChatGPT— no solo nos informan: nos escuchan, nos responden, nos modelan. Actúan como espejos antropotécnicos, intermediarios simbólicos entre el deseo humano y el orden algorítmico.


En este contexto, el futuro se codifica no solo como posibilidad, sino como programación. Cada predicción algorítmica es también una forma de prefiguración cultural. Vivimos un presente repleto de futuros simulados. Y el problema, advierte el autor, no es solo tecnológico, sino hermenéutico: ¿cómo interpretar la multiplicación de interfaces que pretenden sernos útiles, amables, humanos?


La respuesta no está en la nostalgia del pasado analógico, sino en la construcción de una ética comunicativa para un mundo hipermediado.


VII. Contra el fetichismo digital: pedagogía, política y poética de la mediación

En su parte final, el capítulo aboga por un enfoque pedagógico, político y poético de las nuevas mediaciones. Pedagógico, porque urge formar nuevas generaciones con herramientas críticas frente al consumo irreflexivo de interfaces. Político, porque las tecnologías no son neutras y hay que disputar sus sentidos. Poético, porque solo desde una sensibilidad estética expandida podremos imaginar futuros distintos a los que la industria tecnológica nos ofrece como inevitables.


Hidalgo recupera la tradición crítica de la comunicación latinoamericana —Jesús Martín-Barbero, Guillermo Orozco, Néstor García Canclini— para insistir en que las mediaciones son también procesos culturales, atravesados por el poder, el afecto, la memoria y la imaginación.

La metáfora del futuro como interfaz se revela entonces como una alerta, pero también como una posibilidad: solo si comprendemos cómo se construyen nuestros imaginarios tecnológicos, podremos abrir espacios para narrativas alternativas, subjetividades críticas y vínculos más humanos.


VIII. Aportes metodológicos y filosóficos del texto

Además de su densidad teórica, el capítulo aporta una metodología analítica sugerente: una lectura hermenéutica de las tecnologías desde su dimensión simbólica, cultural y existencial. Esta aproximación interdisciplinaria —que articula comunicación, filosofía, estudios mediáticos y cultura digital— permite comprender las mediaciones no como simples dispositivos, sino como territorios de sentido.

Algunos de sus ejes metodológicos son:

  • Análisis crítico de metáforas sobre el futuro en los discursos tecnológicos;

  • Lectura cultural de las interfaces como sistemas de representación;

  • Recuperación de la subjetividad del usuario como categoría política;

  • Revalorización de la ética de la mediación como fundamento del pensamiento crítico.

Este enfoque puede ser replicado en investigaciones de comunicación, diseño, educación, tecnologías emergentes y estudios de medios.


IX. ¿Cómo resistir desde la mediación?

En tiempos donde toda innovación parece inevitable, el capítulo nos recuerda que el futuro no es un destino: es una construcción. Y que cada interfaz que usamos lleva inscrita una visión del mundo. Por eso, resistir no significa rechazar la tecnología, sino reapropiarse críticamente de ella. Diseñar, contar, mediar, narrar, programar desde otras coordenadas simbólicas, afectivas y políticas.

Esa es la potencia de este texto: habilitar preguntas que incomoden el presente, que lo expandan, que lo cuestionen desde las grietas del porvenir.


X. Reflexión final: hacia una ciudadanía mediática en tiempos de algoritmos

La lectura del capítulo “Entre interfaces y nuevas mediaciones: el futuro como metáfora expandida del presente” es una experiencia intelectual exigente, pero también profundamente necesaria. Nos obliga a dejar de pensar el futuro como algo que llegará y empezar a leerlo como algo que ya nos habita, que nos atraviesa a través de nuestras pantallas, nuestros gestos, nuestros vínculos y nuestras decisiones diarias.


En un mundo que nos seduce con cada nueva app, cada nueva IA, cada nueva promesa de conectividad, el texto del Dr. Jorge Alberto Hidalgo Toledo actúa como un ancla crítica. Nos devuelve la pregunta que deberíamos hacernos antes de cada clic: ¿quién diseña el futuro que consumimos? ¿Cómo se produce el deseo de innovación? ¿Desde dónde podemos imaginar otros mundos posibles?


Este capítulo no es una conclusión. Es una invitación. A pensar. A resistir. A narrar desde otros futuros.

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