El sueño de los robots-esclavo
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Por Eduardo Portas Ruiz // Profesor investigador del Centro de Investigación para la Comunicación Aplicada (CICA) de la Universidad Anáhuac México
En X: @EduPortas

La secuencia inicial de la película The Animatrix (2003) lo muestra con claridad. El avance tecnológico de la humanidad dio como resultado en ansiado futuro robótico. Un espacio en donde los seres humanos dejaron a estos todas las tareas que consideran o muy trabajosas o precarias.
Con el tiempo, sin embargo, los robots desarrollaron su propia consciencia, se rebelaron e impusieron su orden, lo que da el inicio a una de las películas de ciberpunk más famosas de la historia.
La buena ciencia ficción siempre acaba por convertirse en realidad.

Los sueños de nuestros antepasados son el presente de millones de personas que, gracias a la colectividad, empujan de manera insistente.
Prácticamente cada semana alguna compañía muestra su adelanto en robótica que amenaza con subvertir la estructura de nuestra sociedad. Ahora le tocó a la empresa china Unitree, la cual presento hace poco un video de su modelo G1, un robot que hace labores domésticas o prácticamente cualquier cosa que se le pida.
El G1 cuesta 13,500 dólares y, a decir del video que lanzó esta empresa hace unos días, es el compañero perfecto para cualquier hogar. No es primer video sobre este modelo, pero sin duda es el más "humano" de todos.
Esta máquina puede trabajar en una fábrica y levantar pesadas cargas todo el día, hacer rutinas monótonas, o abrir delicadamente las cortinas de un cuarto.
Es el esclavo perfecto, pues la compañía anuncia orgullosamente en el video promocional que no hay ningún tipo de operación teledirigida del robot, como lo han hecho otras compañías en este tipo de anuncios como 1X y Tesla. El video tampoco fue acelerado en tiempo (fast-forward), por si hubiese duda.
Hasta ahora esa parece ser la gran promesa de la IA y, por consecuencia, la robótica integrada con los distintos sabores de esa palabra mágica que mueve billones de dólares todos los días.
Todo indica que los primeros robots serán sirvientes para la humanidad. Las consecuencias de esa decision son difíciles de predecir pero hablan más de la naturaleza del hombre que de los defectos posibles que pueda tener esta tecnología, por más graves que sean.
En este nuevo mundo robotizado, dice la fantasia, las personas pueden dejar de preocuparse por los trabajos que nadie quiere, los que hacen los “subhumanos” por una miseria.
De manera tácita, los creadores de estos robots perciben el mundo de esta manera. Los que hacen los trabajos “relevantes” y los que pueden ser reemplazados por robots porque su trabajo no es lo suficientemente relevante. Al aceptar al robot, alegan, se eliminará la pobreza en el mundo porque el trabajo manual no deberá ser hecho por seres humanos nunca más.
¿Qué harán los seres humanos en lugar de trabajar en estos oficios de alto desgaste físico?
Nadie ha podido responderlo.
El tema se vuelve aún más crítico porque las IA erosionaron los trabajos de “cuello blanco” de las sociedades de la información antes que cualquier otro. Estos son las profesiones de aquellos que trabajan detrás de una pantalla, en oposición al trabajo manual.
Si la tecnología ha trastornado las sociedades de la información y los robots supercargados con IA amenazan con modificar el esquema de trabajo que obliga el uso de la corporalidad para poder llevarse acabo, ¿qué futuro le espera a la humanidad?
De nuevo, nadie lo sabe.
Lo único que sabemos es que este nueva sociedad que se encuentra a la vuelta de la esquina será muy distinta a la actual.
El robot G1 de Unitree puede ser visto aquí:




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