top of page

El lado oscuro de TikTok: cuando los cárteles mexicanos reclutan en la red

  • 16 abr
  • 4 Min. de lectura


Por: Dr. Jorge Alberto Hidalgo Toledo, Human & Nonhuman Communication Lab, Facultad de Comunicación, Universidad Anáhuac México


La violencia digital como frontera de un nuevo territorio

TikTok ha transformado la manera en que nos comunicamos, compartimos y consumimos entretenimiento. Sin embargo, lo que parecía ser solo una plataforma para bailar y compartir contenido efímero ha sido absorbido por una realidad mucho más perturbadora: el reclutamiento de jóvenes por parte de grupos criminales. Este fenómeno, como revela un reciente estudio del Colmex, no solo está ocurriendo bajo la superficie, sino que está activamente modelando la interacción social en redes sociales, donde los cárteles, se han infiltrado en la vida digital de la juventud mexicana.


Estos grupos no solo están construyendo identidad a través de imágenes y música que apelan a las emociones de los más jóvenes, sino que están configurando nuevos códigos de pertenencia mediante emojis, hashtags y canciones que evocan el crimen organizado. Pero lo más inquietante de este proceso es cómo, en un contexto de creciente violencia, la red social se convierte en una herramienta clave para reclutar, engañar y transformar a los jóvenes en soldados de una guerra ajena a sus realidades.


TikTok: la plataforma de la promesa criminal

Las redes sociales ya no son simplemente un medio de entretenimiento. Se han convertido en un terreno fértil para la construcción de identidades alternativas, muchas de ellas diseñadas por organizaciones que utilizan las mismas técnicas que las grandes marcas para conectar con sus públicos. En este caso, los cárteles están creando una narrativa de apoyo, validación y pertenencia para atraer a mujeres, madres solteras y estudiantes, a quienes ofrecen apoyo económico, hospedaje y entrenamiento. ¿Qué hace tan efectiva esta estrategia? La promesa de una vida mejor, una comunidad que no juzga, y una salida fácil a la complejidad de un contexto social marcado por la pobreza y la inseguridad.


El uso de imágenes visualmente atractivas, canciones populares del narcocorrido, y símbolos como la Santa Muerte son solo algunos de los recursos utilizados para sellar este pacto digital. Lo que el estudio deja claro es que el crimen organizado no está simplemente captando seguidores, está creando la ilusión de un nuevo tipo de vida, una realidad paralela donde el código de la lealtad criminal es más fuerte que el de la familia o la escuela.


Códigos de una nueva lealtad digital: la captura emocional

El reclutamiento en TikTok, como documentan los investigadores, utiliza tácticas emocionalmente inteligentes. Los mensajes no solo prometen dinero o pertenencia, sino que aprovechan la vulnerabilidad emocional de los jóvenes. Los cárteles están comprendiendo algo crucial que va más allá de la simple manipulación: están construyendo vínculos afectivos que sirven de ancla. Al igual que una marca crea un vínculo con sus consumidores, los grupos criminales logran enganchar a su público con historias personalizadas y promesas de apoyo incondicional.


Pero más allá de la estrategia, esta dinámica revela una crisis cultural: ¿cómo hemos llegado al punto en que los jóvenes se sienten más conectados con las promesas de los cárteles que con las instituciones que deberían protegerlos? Los emojis, hashtags y canciones son las herramientas con las cuales se construye este nuevo “hogar digital”, donde el usuario se ve reflejado y validado, y se le ofrece una salida a las dificultades cotidianas.


La ética del reclutamiento digital: una amenaza invisible

Lo alarmante de este fenómeno no solo es el reclutamiento en redes, sino la invisibilidad del daño. Los cárteles no necesitan operar a plena luz del día, no necesitan enfrentar la ley de manera directa. Se esconden en plataformas globales como TikTok, donde la moderación de contenidos es mínima y la vulnerabilidad de los usuarios es máxima. En un entorno donde las fronteras entre lo público y lo privado son cada vez más difusas, las redes sociales se han convertido en una nueva forma de frontera, donde las promesas de pertenencia y apoyo son tan atractivas como peligrosas.


El informe del Colmex subraya una paradoja preocupante: la misma tecnología que conecta a las personas también puede desintegrarlas, empujándolas hacia un destino de violencia y destrucción. En ese contexto, el desafío no es solo tecnológico, sino socio-político. ¿Cómo proteger a la juventud cuando las plataformas digitales ofrecen acceso ilimitado a mundos paralelos tan tentadores y peligrosos?


La urgente necesidad de reflexión y acción

El problema no es solo el uso que hacen los grupos criminales de plataformas como TikTok. El verdadero problema radica en cómo la plataforma misma facilita este tipo de interacción sin ofrecer suficientes barreras de protección. La moderación de contenidos debe ir más allá de los filtros automáticos. Debe abordar la razón misma por la cual los jóvenes se sienten atraídos por este tipo de narrativas.


La solución, como subraya el estudio, debe pasar por entender los factores sociales y psicológicos que hacen que los jóvenes sean vulnerables. Los entornos familiares y escolares deben ser los primeros lugares donde se genere conciencia sobre los riesgos. No se trata de bloquear TikTok, sino de educar y formar una resistencia crítica a los mensajes peligrosos que circulan en estas plataformas.


Porque si los cárteles están ganando terreno en el mundo digital, es nuestra responsabilidad actuar no solo para proteger a los jóvenes, sino para reconstruir las narrativas que realmente los conecten con su futuro, con alternativas que no impliquen entrar en el juego criminal de la violencia.

Comentarios


Mantente al día con nuestra Newsletter

© 2025 by Anáhuac Human & Nonhuman Communication Lab. Powered and secured by Universidad Anáhuac México

bottom of page